Recientemente pude mostrar por primera vez este tráiler sobre “Cultivos Silenciados”. Esto es lo que dije en la presentación, más o menos, puesto que como no escribí mi discurso, lo dije tal y como salió, espontáneamente:

Hace 16 años contábamos con biotecnología avanzada en Venezuela. Hoy nos morimos de hambre.

Más del 60% de los venezolanos no pueden comer tres veces al día. No digo esto solo porque haya leído las estadísticas, lo digo porque tengo amigos y parientes que viven actualmente esta situación.

Hace 16 años, un grupo de fanáticos destruyó un cultivo de lechosas (papayas) transgénicas y mantuvo una feroz oposición a los GMOS, logrando que la misma fuera integrada en las políticas gubernamentales.

Ahora bien, no estoy afirmando que hay hambre en Venezuela porque no estamos usando GMOs, eso sería falso. Pero existe una conexión entre la crisis alimentaria actual y el rechazo a los GMOs. El hambre es lo que obtienes cuando tus políticas agrícolas y económicas no se basan en los hechos, en la ciencia y en la evidencia. Es lo que sucede cuando dichas políticas se sustentan en rumores, dogmas, e ideologías ciegas.

Estoy haciendo este documental, no sólo para contar lo que sucedió hace 16 años, si no también, para mostrar que el hambre es el precio que la gente debe pagar por la irracionalidad de sus gobernantes.

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