Acerca de una de las razones fundamentales de porqué muchos de nosotros estamos solos.
La fórmula es muy sencilla: los hombres que les gusta a las mujeres no existen, los que existen no les gusta.
El que no está casado, o no tiene pareja, o no es gay, se parece aún menos al que les gusta, pero agarrando aunque sea fallo. Y muchas de ellas agarran literalmente, muchas de ellas sufren una significativa metamorfosis: sus lenguas se vuelven viperinas, sus cuerpos se enroscan, y en ocasiones agitan una cascabel en caso de alerta naranja, y tienen la extraña habilidad de transformar las amigas en amiguitas y los amigos en amigotes.
Incluso algunas de ellas se vuelven expertas en espionaje cibernético, capaces de hackear una cuenta de twitter, facebook, o la contraseña del smartphone de la víctima, y toda fémina medio atractiva es altamente sospechosa de ser una rival, y aún más si acostumbra comentar o darle “me gusta” a fotos y post en el facebook.
Algunos hombres se la aguantan (ellos sabrán), pero para muchos de nosotros nos resulta desagradable sentirnos como personaje de la novela de 1984 de Orwell, muchos decimos en esos casos “por aquí que es más derecho” y cantamos todo tiene su final.
Creo que el porcentaje de mujeres que no sufren de paranoia celopática (de esas que saben que los celos y la posesión son psicopatologías que merecen tratarse con un profesional) no debe llegar al 5%. Esas son las maravillosas, pero la gran mayoría están casadas, con pareja estable, o son lesbianas, o en última instancia, viven lejos.
loading...
Si eres el autor y quieres cambiar esta información, visita esta página.
También, puedes registrarte en gravatar y obtener una foto para tu perfil.
Sé el primero en dejar un comentario